Lo verdaderamente importante presenta: huelga estudiantil, ¿momento para dormir?
Estos últimos días (22, 23 y 24 de octubre) ha tenido lugar la enésima huelga de estudiantes y profesores de los últimos años, esta vez para protestar en contra de la ley "Wert" o LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa). Esta ley no ha sentado nada bien ni entre los docentes ni entre los estudiantes (desde infantil hasta universitarios) que han sido apoyados por las asociaciones de padres y madres, debido, entre otros motivos, al endurecimiento de los requisitos para que den becas a los estudiantes universitarios, la implantación de tres años de Bachillerato y de exámenes a final de cada ciclo (Primaria, Secundaria y Bachillerato) necesarios para pasar a la siguiente etapa, o la decisión de poner optativas desde 1ºESO (2ª lengua extranjera, tecnologías, música, plástica o ciudadanía, entre otras).
Sí, los alumnos están muy mosqueados por la LOMCE y sí, pueden, porque tienen el derecho, ir a la huelga; lo que no tolero (yo al menos) es que aprovechen para hacer "pellas" y se queden en su casa durmiendo o se vayan a la playa a surfear. Desgraciadamente, esto es lo habitual en jornadas de huelga como la de estos días, en las que los jóvenes y adolescentes aprovechan el momento de coyuntura para saciar sus necesidades de dormir un par de horas más o de relacionarse con los compañeros en las plazas de los pueblos o en las playas. Sin ir más lejos, el martes por la tarde hablé con una amiga mía que estudia 1º de Bachillerato en un instituto público (solo estos centros cogieron los tres días de huelga) y cuando le pregunté que cómo le iba, me dijo, muy alegremente, que muy bien, sobretodo porque no tenía que ir a clase y podía descansar más. Ante esta respuesta yo solo pude quedarme boquiabierto pensando si esta chica realmente sabía qué es una huelga.
Por eso opino que, ante la incapacidad de que los alumnos, sobretodo los de ESO y Bachillerato, tengan verdaderamente voluntad de cambio ,en el amplio sentido de la palabra, dudo que sea especialmente útil que secunden una huelga: primero, por esa carencia de deseos de cambio -como ya dije-; segundo, porque lo que verdaderamente quieren de un día de huelga es dormir más y poder pasar el día vagueando, bien en sus casas, bien en las calles delinquiendo, y tercero, porque muchos de ellos ni siquiera conocen lo que está pasando y lo que puede pasar y, como sabiamente me dijo un profesor, solo puede opinar quien sabe de lo que está opinando.
Para ir concluyendo, no estoy en contra de que los que quieran se manifiesten y secunden tantas huelgas como quieran; lo que no me parece coherente es que jóvenes desde 12 hasta 18 años dejen de ir al instituto para quedarse en casa poniendo a punto sus asuntos nada educativos.
Christian A.A.S.