lunes, 23 de septiembre de 2013

La figura del Papa Francisco

Lo verdaderamente importante presenta: el Papa Francisco, ¿artífice de un cambio?

Hace ya casi siete meses que el Papa Francisco llegó al Pontificado y ya se empiezan a vislumbrar nuevos aires en la Iglesia Católica. Jorge Mario Bergoglio (su nombre secular), perteneciente a la orden de los jesuitas, la Compañía de Jesús, pasará, desde el primer día en que conocimos que iba a suceder a Benedicto XVI, a la historia como un Papa humilde, sencillo y cercano, tal y como lo afirmamos todos los católicos; pero ¿hasta qué punto puede el Señor Francisco cambiar el cristianismo actual? En esta entrada hablaré del nuevo rumbo del Vaticano desde que llegó Jorge Mario Bergoglio a la jefatura de la Iglesia Católica y qué cambios puede introducir.

Antes que nada, quiero dar una serie de datos que hacen que el Papa Francisco sea único no solo en su forma de pensar: es el primer Pontífice que viene de América del Sur (Argentina); es el primer líder de la comunidad católica que pertenece a la Compañía de Jesús, y es el primer Papa de habla hispana desde Alejandro VI y el primero no europeo desde Gregorio III (fallecido en 741).

Cuando le vimos aparecer en el balcón que da a la plaza de San Pedro, empezamos a imaginarnos una Iglesia diferente: sin los ostentosos ropajes papales y con un sencillo crucifijo colgado del cuello, el Papa Francisco dio imagen de sencillez, tal y como muchos anhelábamos desde hacía mucho tiempo en una Iglesia Católica que había perdido, en sus más altas esferas, el voto de pobreza. No se crean que digo esto porque sí, al contrario, tengo numerosas pruebas que confirman lo que digo: no solo por su vestimenta digo que sea un Papa humilde y sencillo, sino que además, vive en la casa de huéspedes del Vaticano en lugar de la habitual residencia de los papas desde 1903. Además de esto, el nuevo Papa ha demostrado voluntad de diálogo con todos las personas, independientemente de su credo u origen; las ganas de cambiar las anticuadas normas del catolicismo, desde el voto de castidad hasta la ley que impide que las mujeres puedan ser sacerdotes, y la preocupación por los problemas más importantes del mundo cristiano y no cristiano: terrorismo, pobreza, crisis económica, crisis eclesiástica, etc. 

Hablemos ahora de los posibles cambios que se pueden introducir en la Iglesia tras la llegada de Jorge Mario Bergoglio al Vaticano; muchos de los cuales ya he ido nombrando a lo largo de la entrada. El primero es la voluntad de cambio, que otros Papas no han tenido antes; con esta voluntad se pueden lograr esas variaciones tan ansiadas por todos. El segundo es la abolición del voto de castidad, un voto casi prehistórico que impide que los sacerdotes, monjes, monjas y todos aquellos que deciden poner su vida al servicio de Dios, puedan tener relaciones sexuales y, por tanto, contraer matrimonio. El tercer cambio radica en la posibilidad de acabar con la regla que impide a las mujeres convertirse en sacerdotes, es decir, recibir el sacramento del Orden Sacerdotal; regla que demuestra una vez más la arcaica legislación de la Iglesia. El cuarto es quizás el más peliagudo y complicado, y es que, el Papa Francisco ha confirmado su afán por limpiar la imagen de la Iglesia, muy empañada debido a los casos de abuso sexual de niños que han estallado en los últimos años y que han puesto en el punto de mira a la Iglesia. 
Me gustaría pensar en que todos estos cambios se efectuarán en los próximos años y que la Iglesia Católica finalmente se modernizará acorde a los tiempos que corren; y, parece ser, que en este período revolucionario del catolicismo, el Papa Francisco tendrá mucho que ver. Por este motivo pregunto, ¿es el Papa Francisco el hombre del cambio? ¿Conseguirá llevar a la Iglesia al siglo XXI, en estos momentos tan distante para la antigua Institución? Solo el tiempo lo dirá.
Christian A.A.S.