viernes, 8 de agosto de 2014

Conflicto palestino-israelí

Lo verdaderamente importante presenta: moros y cristianos, más que una simple receta.

En los últimos tiempos, una marea se extiende por el panorama internacional sin encontrar apenas resistencia; hablo del fundamentalismo religioso. Los moros y cristianos son un plato típico de Cuba que se prepara usando frijoles negros (los moros) y arroz blanco (los cristianos), pero parecen haberse convertido en una cada vez más cruenta y despiadada pugna entre las dos principales religiones (por extensión) del planeta. Hoy analizaré lo que, en mi opinión, es una de las más sanguinarias e inútiles batallas de la actualidad: la de mi religión es mejor que la tuya.


Dos guerras amenazan con estallar y quebrar la frágil estabilidad internacional que tenemos desde el final de la guerra fría. Dos guerras que se sumarán a las demás que sufren en la mitad del planeta. Una es la que enfrenta a judíos y palestinos en territorios palestinos e israelíes; otra, enfrenta a los propios musulmanes en Iraq (que después de menos de diez años de relativa paz, vuelve a estallar) en una batalla a la que EEUU y otros países cristianos empiezan a inmiscuirse. Comenzaré por la más reciente que es, precisamente, esta última.


A primera hora de la tarde estallaba la noticia que muchos no queríamos oír: Estados Unidos lanzaba su primer bombardeo contra objetivos estratégicos del Estado Islámico en Iraq. Esto no solo supone una nueva intromisión estadounidense en los asuntos de otros países, sino que además reactiva un conflicto que parecía haberse terminado con la llegada de Obama a la Casa Blanca (fue él quien retiró las tropas norteamericanas de suelo iraquí). Recordemos las terribles consecuencias que tuvo la guerra de Iraq en todo el planeta apenas hace unos 15 años, y lo que acontecerá en los próximos días puede darnos una primera idea de lo que llegaría a suceder tras este desplante del ejército americano. Como si esto no fuera poco, ya hemos oído voces que se alzan a favor del presidente norteamericano, el primero fue su homólogo francés, FranÇois Hollande, quien no solo le apoyó, sino que también instó a la UE a que tomara medidas más expeditivas en el asunto. Podríamos encontrarnos ante una segunda guerra de Iraq, de carácter y magnitud muy similar a la primera, pero que tiene una diferencia esencial con esta, en la actualidad la paz camina en un alambre y cualquier brisa que sople, la puede tirar al vacío metafórico de un momento a otro.

 FranÇois Hollande

Mientras tanto, otro territorio muy cercano al iraquí sufre, también, de un conflicto armado tremendamente peligroso para la estabilidad internacional; me refiero al conflicto judío-palestino en la franja de Gaza. Dicho conflicto no nos sorprende, al igual que el anterior, porque haya estallado sin que nadie se lo esperara (llevan más de 40 años batallando), sino por la virulencia con la que se ha reactivado. En esta ocasión Israel, gobernado por la extrema derecha y el fundamentalismo judío, parece estar dispuesto a acabar con los "túneles de la locura". Sí, ha leído bien, los "túneles de la locura", así me gusta llamarlos ya que demuestran lo mal de la cabeza que se encuentra Netanyahu, presidente israelí, justificando sus constantes afrentas al territorio palestino en la existencia de unos túneles que, supuestamente, usan para trasladar su armamento desde Egipto. Claro está que estos últimos no podían quedarse de brazos cruzados y han contraatacado lanzando multitud de misiles a territorio israelí, causando más daños materiales que humanos.

 Benjamin Netanyahu

Más de 1000 muertos, la mayoría de ellos civiles, desde el inicio de esta última batalla (hace poco más de un mes), de los cuales 447 son niños, según UNICEF; además, bombardeos a escuelas de la ONU por parte del ejército de Israel. ¿Qué más necesita la comunidad internacional para empezar a tomar medidas más severas contra el Gobierno de Netanyahu? Tras una tregua de 72 horas que ha terminado hoy, el conflicto armado ha vuelto a reactivarse sin poder remediarlo y continúa con la dureza que venía mostrando hasta la fecha. Una delegación palestina intenta evitar más muertes, más daños materiales, en definitiva, más masacre. La delegación israelí, en cambio, ha marchado a su país con una idea clara, terminar de aniquilar a los palestinos en lo que, desde mi punto de vista, es una clara actitud de victimismo e inferioridad por parte de Israel (un país judío) que, tras el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, parece haberse instalado en una cómoda posición de "todos me atacan porque soy más débil". Degradante y penoso.


Imágenes como estas pueden seguir viéndose a diario en los programas informativos si no se hace algo. Si entre ellos no pueden solventar sus diferencias, entonces es tarea y responsabilidad de toda la humanidad el intentar acabar con la muerte y la destrucción que, tanto en Iraq como en Gaza, amenazan con resquebrajar la paz mundial.
Christian A.A.S.