Lo verdaderamente importante presenta: las tarjetas "black" desenmascaran a UGT, ¿orgullo laboral?
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha tomado declaración en el día de ayer a 13 exdirectivos de Caja Madrid por el escándalo de las tarjetas "black". Entre ellos se encontraba Rafael Eduardo Torres Posada, miembro del sindicato UGT. Hoy en el blog hablamos de la dudosa fiabilidad de los sindicatos generalistas de trabajadores españoles, otro ejemplo de la dudosa fiabilidad de los dirigentes de nuestro país.
Rafael Eduardo Torres Posada fue miembro de la Comisión de Control de la caja madrileña entre 2001 y 2006, labor por la que recibió una serie de dietas en tarjetas de crédito que podía utilizar "para lo que quisiera" (en palabras del propio acusado). Sin embargo, esas dietas también iban dirigidas a una cuenta del sindicato. Además, esos ingresos tenían el visto bueno de la Ejecutiva Confederal de UGT, que dirigía Cándido Méndez, actual secretario general del sindicato. Con ese dinero, afirma hoy en portada El Mundo en su edición impresa, la agrupación financió campañas propias, a lo que se suma el dinero empleado en el pago de comidas y viajes de empleados del sindicato, zapatos, gasolina o gastos de telefonía.
Torres Posada. Fuente: Navarra información
En total, 82.300€ gastó el sindicalista con esta tarjeta, con la que llegó a pagar casi 30.000 en una imprenta madrileña. El que todavía sigue siendo miembro del Sector General de Empleados de UGT afirmó, también, que usó el plástico a pesar de haber abandonado la caja de ahorros. "Me dijeron que podía utilizarla mientras funcionase y un día dejó de funcionar" contestó en un determinado momento del interrogatorio. Desde el sindicato, tras conocerse la declaración del imputado, se ha afirmado que se devolverá todo el dinero que, ilegalmente, haya utilizado Torres Posada para uso y disfrute de la confederación. Igualmente, ratificó en su puesto a su compañero (ya el 6 de octubre lo había señalado José Miguel Villa, secretario general de FeS-UGT), argumentando que los gastos realizados se correspondieron con la actividad sindical.
Fuente: ugt.es
Cándido Méndez y su sindicato van a tener que explicar muchas cosas tras las declaraciones de su sindicalista ante el juez Andreu. El hecho de que una asociación de trabajadores, que supuestamente lucha por garantizar sus intereses, haya cometido este acto de corrupción y financiación ilegal apesta todavía más. No es cuestión de devolver el dinero que se haya conseguido ilegalmente, sino de recuperar la confianza y la buena imagen que se tuvo antes de estos escándalos. Porque recordemos que este mismo sindicato ya se ha ensuciado hasta las trancas con los famosos EREs andaluces. Méndez debe reconocer sus errores, destituir a los imputados y abandonar el sindicato antes de que su persona perjudique, todavía más, la imagen de UGT. Solo así, podría recuperar un poquito de credibilidad.
Christian A.A.S.