lunes, 16 de febrero de 2015

Cuando los koalas desaparecieron

Lo verdaderamente importante presenta: el poder electoral de la economía, ¿intereses o ciudadanía?

La población de koalas de Australia, único país en donde sigue habiendo en libertad esta clase de mamífero, se ha visto diezmada en los últimos tiempos debido al boom minero del país. Estas simpáticas criaturas, que son uno de los principales atractivos del país oceánico, parecen haber perdido su importancia para el Gobierno que prefiere invertir en aquello que le proporciona mayores ingresos. Hoy en el blog hablamos del poder electoral de la economía y su superioridad sobre la ciudadanía. 


Quien tiene el dinero, tiene el poder. Esta es una máxima que ha existido a lo largo de la historia y que parece lejos de erradicarse. Aunque hayamos conseguido la democracia, lo cierto es que todavía nos encontramos lejos del verdadero "gobierno del pueblo". ¿Dónde está ese político que busca satisfacer las necesidades y deseos de su población, pasando por encima de cualquier presión externa? Yo responderé: lejos, muy lejos. No es que les cueste ser honrados, ni tampoco que les desagrade trabajar para quienes les da el poder; sino que los dirigentes son personas, seres humanos al fin y al cabo. Y como tales, buscan sus propios intereses (bajo la falsa apariencia de buscar los del pueblo). Y esto no pasa solo en Australia, sino en todos y cada uno de los más de 190 países del mundo.



Las compañías mineras le han vuelto a ganar la partida a las asociaciones de defensa de los koalas y a aquellas personas que buscan un desarrollo sostenible en nuestro planeta. Australia ha permitido, con políticas endebles y excesiva permisividad, que estos mastodontes económicos (que suponen el 13% del PIB del país) vulneren el hábitat de estos animales y arrasen la naturaleza allá por donde vayan. Es, simplemente, dantesco. Pero todavía lo es más el hecho por el cual lo hicieron. La presidenta de la "Australian Koala Foundation", Deborah Tabart, ha indagado en la decisión de su gobierno y ha encontrado unos documentos reveladores: los principales partidos políticos australianos habían recibido dinero de esta empresa minera para sufragar sus campañas electorales. Claro, así lo entiende cualquiera: en un mundo en el que ganar las elecciones significa poder y riqueza (no defender al pueblo), lo más normal es que ocurran cosas como estas. Al fin y al cabo, entendemos que no se dé nada gratis. 


El dinero mueve las naciones. Los intereses económicos y políticos se superponen, constantemente, a los intereses sociales y éticos. Ya lo decíamos en "La importancia de las renovables": "las generaciones futuras no tienen la culpa de las negligencias realizadas por sus antepasados". Por lo tanto, debemos cuidar nuestro medio ambiente, nuestra biodiversidad, nuestro planeta; para que llegue en las mejores condiciones posibles a la próxima generación. Australia ha fallado, pero todavía podemos hacer que otros países no fallen. Erradiquemos los intereses económicos y preocupémonos por lo verdaderamente importante: el bienestar de todos los que compartimos (y compartiremos) este globo terráqueo. 
Christian A.A.S.