jueves, 26 de febrero de 2015

Hay que condenar la violencia

Lo verdaderamente importante presenta: el auge de la violencia en Venezuela, ¿debe ser depuesto Nicolás Maduro?

El estado venezolano se encuentra en una situación sensiblemente peligrosa. El incremento de la violencia se está convirtiendo en un aspecto habitual en un país considerado el segundo más agresivo del mundo, solo detrás de Honduras. El Observatorio Venezolano de la Violencia sita en 24.980 las personas asesinadas durante el 2014 en el país. Hoy en el blog hablamos de cómo este aumento de la conflictividad social puede afectar a Nicolás Maduro y al futuro del país latinoamericano. 


Este despunte se debe a la acción estudiantil que, tras no haber logrado un gran éxito en las manifestaciones de principios del año pasado por problemas organizativos, este año vuelven con más fuerza y aprendiendo de los errores cometidos. Nuevos líderes estudiantiles han revivido estas movilizaciones protagonizadas no solo por estudiantes, sino también por otros sectores relacionados con la educación o con el poder político regional. La detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y el asesinato de un joven de 14 años en el Estado de Táchira, ha recrudecido las protestas que amenazan con pillar a las fuerzas de seguridad desprevenidas. Para comenzar, ya no se anunciará la fecha y el lugar en el que tendrá lugar una manifestación para evitar, en palabras del líder estudiantil de la UCV (Universidad Central de Venezuela) Hasler Iglesias, que el Gobierno les persiga.

 Antonio Ledezma, alcalde de Caracas.

Las protestas tienen su origen en la decisión del Ministerio de Defensa venezolano de permitir el uso de fuerza mortal para controlar manifestaciones y reuniones públicas. La famosa resolución 8610, que supone un clarísimo atentado contra la libertad de expresión y contra la democracia, entró en vigor hace unas semanas y ya se ha encontrado con la oposición frontal de buena parte de la sociedad venezolana. La Facultad de Humanidades y Educación de la UCV también se ha sumado a la marcha a través de un comunicado que explica que "Llama poderosamente la atención el resurgimiento de métodos de control militar de la población -que creíamos históricamente superados- inspirados seguramente en la doctrina de la otrora Seguridad Nacional, del tiempo de las dictaduras militares del Cono Sur que restringieron las libertades civiles para imponer un pensamiento autoritario".


Mientras, no han tardado en aparecer voces internacionales que recriminan el carácter policial del estado presidido por Nicolás Maduro (alias Chávez dos). José Miguel Insulza, secretario general de la OEA (Organización de Estados Americanos), instó a las partes a que se sentaran y dialogaran para evitar que "otros ciudadanos inocentes puedan ser víctimas de esa violencia". El resto del planeta parece esperar, expectante, a que estas movilizaciones provoquen el cambio que necesita Venezuela, atrincherada en un gobierno de marcado carácter personalista inaugurado por el fallecido Hugo Chávez y que Maduro no ha querido cambiar un ápice. 

 José Miguel Insulza, secretario de la OEA.

Parece evidente que los últimos acontecimientos antidemocráticos que se han producido en el país presidido por "Chávez dos" han provocado que su popularidad haya caído en picado. Cada vez son más las voces que se alzan en contra del presidente y que le hacen situarse en una posición comprometida cara a futuros procesos electorales. Quizá no haya que esperar a unas elecciones para ver un cambio de gobierno, y eso preocupa a todos los agentes internacionales. La situación en el país suramericano es límite y cualquier acto de rebeldía está siendo considerado como intentonas golpistas por parte de un poder ejecutivo cercado por sus opositores. Con este panorama no sería raro que estallara una revolución que ponga fin al Gobierno de Maduro. Ante esta posibilidad, la comunidad internacional debería actuar ya para rebajar las tensiones. El problema venezolano es mayor de lo que podría parecer a simple vista.
Christian A.A.S.